Cómo afecta la luz a nuestra piel

Después del verano y de habernos expuesto a la luz solar de forma directa, comienzan a aparecer las desagradables manchas, la deshidratación, la perdida de luz y esa famosa piel a la que se llama “piel cetrina”.
Es época de tratamientos con componentes vitamínicos como la vitamina C, el retinol y acido salicílico, que exfoliarán la piel, y la ayudarán a rehidratarla para que adquiera de nuevo luminosidad.

Tonos desiguales, deshidratación, piel cetrina, brotes de acné,… tu piel sufre en otoño.


Se recomienda acudir a centros profesionales de belleza donde, a través de un diagnostico personalizado, se evalúe el tipo piel, acné, de mancha, su origen, etc., y puedan aplicar el mejor protocolo y tratamiento inicial. No hay que olvidar que para obtener un resultado óptimo en casa la piel debe estar receptiva, y esto se consigue con planes en centros especializados.
En este punto también es fundamental la alimentación. Las frutas y verduras aportan un tono saludable y vital a la piel.
¿Cómo debemos tratar pues nuestra piel en otoño? Para empezar, en todos los casos se debe preparar la piel mediante una limpieza exhaustiva. La dejará lista para el tratamiento más adecuado a cada necesidad.
Tonos desiguales: aparecen pequeñas manchas oscuras en la piel, llamadas léntigos o melasmas, que son las típicas del labio superior o frente. Se debe atacar estos tonos desiguales desde la superficie, eliminado las células muertas hiperpigmentadas, y también desde dentro, dérmicamente, ayudando y estimulando una regeneración celular que garantice un equilibrio hídrico-lípidico y de melanocitos. Para ello se deben usar cremas que contengan ácidos lácticos, kojicos, o retinol, según el perfil facial.
Deshidratación: debido a la sobre exposición solar. Para ello se deben usar cremas que aporten hidratación y regulen el tipo de secreción de la piel. Utilizando los hidratantes más eficaces actualmente, como compuestos de ceramidas, péptidos y ácido hialurónico, todos de origen vegetal, para evitar posibles reacciones y además porque se asimilara como propio y su penetración será mayor.
Piel cetrina: aunque se puede dar a lo largo del año, después del verano se acentúa por la sobre exposición solar, debido al aumento de las células muertas de la epidermis. Para devolver la luminosidad deben realizarse exfoliaciones (peeling) mediante productos enzimáticos, químicos o mecánicos (micro-dermoabrasión) en función del estado de la piel.
Brotes de acné: en pieles muy grasas el sol produce una excitación de las glándulas sebáceas, que hace que generen más de lo habitual. En este caso debe mantenerse la piel limpia a diario, y eliminar el exceso de grasa con concentrados de limón naturales, silicio o azufre. En casos de sebo, debe usarse cremas enfocadas la equilibrio sebáceo, pero que a la vez traten la humectación de la piel.
Para terminar no debemos olvidar que el sol es vida para nuestro cuerpo, fundamental para la fijación de la vitamina D y que la falta de ésta también tiene reacciones adversas sobre nuestros órganos y por tanto sobre el más extenso, la piel.
Es por esto que se recomienda la exposición al sol, no de forma directa como lo haríamos en la playa, por un periodo de 15 minutos. Los paseos en la época de otoño e invierno son muy favorecedores para nuestro organismo.

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